miércoles, 25 de marzo de 2009

Medios de comunicación y bebés


¡Cualquiera ve la tele hoy día! ¡Qué forma de padecer tan desmesurada! Aparte de soportar programas de marujeo, vidas ejemplares, noticias truculentas y otros despojos, uno tiene que ver ocho telediarios de manera simultánea para hacerse una idea de lo que acontece en nuestra realidad. Y es que cada uno cuenta la historia como le va… Si la cadena de televisión vive a costa de los sociatas, pues ¡a todo bombo y platillo con los progres y sus remedios mundiales!, y si son cadenas afines a la derecha nos aburren con sus discursos sobre el aborto y otras “lacras sociales” como el matrimonio entre homosexuales. Y es que me tienen hasta el gorro. No me creo nada. Atajo de imparciales e indignos. Me la bufan. Acabaré viendo la tele-tienda que por lo menos nos engaña a sabiendas.
Lejos de este pequeño cabreo, soy consciente de la era en que vivimos: la desinformación es un medio de manipulación de las masas ya que, contando mentiras una y otra vez, se fabrica un estado de credibilidad muy apetecible para cualquier ciudadano medio, para así ponerlo al servicio de unos intereses nada altruistas. Lo mejor de todo es que todos lo sabemos –o eso espero- y seguimos la máxima del “dame pan y dime tonto”… Y así va España…, igual que siempre.
Me he referido a este asunto del periodismo manipulador para introducirles en un libro-álbum que en su día (el año pasado, no mucho tiempo atrás…) pasó desapercibido ante mi escudriñadora mirada, Bebé Dodo, de Peter Schössow. Bebé Dodo cuenta la historia de tres marineros y amigos que sufren un accidente que destroza su barco, y tras el que descubren un extraño huevo, un huevo de dodo, una especie de ave no voladora que habitaba Madagascar y otras islas del Índico, extinta en el siglo XVIII. Gracias al sensacionalismo periodístico, se percatan de que es un huevo muy valioso y que con su venta, pueden reparar el barco y hacerse de nuevo a la mar, continuando así con sus vidas… El final lo dejo para que lo disfruten…

1 comentario:

SALTALARANA dijo...

Me gustó mucho el toque "comiquero", sí señor. Y, claro, me recordó a la Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar.