miércoles, 29 de septiembre de 2010

Derechos, libertades, huelgas generales y otras historias un poco raras


Para David, que vive en pura gangrena.
Con certeza a más de uno/a (sobre todo a todos aquellos que viven en grandes urbes) le hubiese encantado enganchar del cuello a algún liberado sindical y apretar su gaznate hasta verlo morir de asfixia… Pero como se supone que somos personas civilizadas (repito: se supone) y vivimos en una social-democracia en la que la solidaridad es la piedra angular para que cualquiera, con la mínima excusa, nos dé por el culo, no hay que alarmarse ni desenterrar el tomahawk, que todos somos ¿hermanos?
Altercados varios y piquetes aparte, todavía sigo buscando alguna mente lúcida que me explique contra quien va dirigida esta huelga un tanto tardía y a la desesperada… Tras mucho pensar (fíjense en lo que dan de sí los cuarenta y cinco minutos de viaje hasta el puesto de trabajo) he llegado a la conclusión de que este levantamiento sindical (calificarlo de obrero ya sería decir demasiado) se ha urdido en contra de los que trabajamos o al menos lo intentamos. Lo siento en el caso de que ofenda su sensibilidad, pero manda pelotas que el derecho de unos atente con la libertad de otros, sobre todo si ambas están amparadas por la carta magna, por lo que lo más necesario en todo este tinglao es un buen abogado laboralista, no sólo para luchar por un salario justo y digno, no sólo para enfrentarse al despotismo empresarial, no sólo para compaginar la vida laboral con nuestras otras vidas, sino para arrollar a los farsantes que se hacen llamar libertadores, para hacer evidente que, si uno no se preocupa por la calidad de su propio trabajo, nadie, se haga llamar Estado, se haga llamar sindicato, se haga llamar esbirro, lo hará.
Y tras desplumar esta gallina tan suculenta que hoy nos ha traído la actualidad, sólo me queda decirles que el aquí firmante, de lo único que tiene buena gana es de jubilarse, dar por finalizada la vida laboral y escuchar otras Historias un poco raras de una sola imagen que no dan para tanta cábala, como esas que Pilar Roca ha recopilado y publicado en la editorial Mil y un cuentos-M1C.

4 comentarios:

amparo dijo...

Yo hice huelga, creo que los que esgrimís el derecho a trabajar, soys poco solidarios con los 4 millones de parados que parece ser que, ni tienen derecho a trabajar ni tienen derecho a ir a la huelga. Los sindicatos tendrán sus responsabilidades, pero no he oído a ninguno de los que hablan del derecho al trabajo en un día de huelga, levantar la voz en contra de los causantes de la crisis. Yo abogo por las 35 horas laborables a la semana, presenciales, un mes de vacaciones remuneradas y que todos tengamos los mismos derechos y los mismos salarios. La parte filosofal se la dejaré a los que tienen condiciones laborales más ventajosas, que por cierto ¿Quién las negociaría? Lo siento Román estoy harta de que la culpa la tengan siempre los sindicatos, y espera un poco más, tendremos que trabajar por lo mnos dos años más para poder jubilarnos... pero claro también tendrán la culpa los sindicatos, para eso pagamos unos las cuotas, para ver como otros trabajadores se permiten criticarlos, pero no tienen ningún reparo en aplicarse las mejoras que consigan. ¡Cuánta hipocresia!

Román Belmonte dijo...

Querida Amparito:
Te recuerdo que este espacio es mío y me lo escribo cuando quiero... Aparte de que no creo que proceda tanto mitin, demagogia ni apología en un comentario..., para eso ya tenemos otros medios de comunicación gobernados por los distintos poderes fácticos.
Saludándote, me despido, ¡oh salvadora de nuestros laborables destinos!

Román Belmonte dijo...

Y sí, soy un "encangrenante", ¿qué pasa?

Cristina dijo...

Despego con pesar mis ojos de la pantalla uno a uno y mis dedos de las teclas falange a falange,,,A Dios pongo por testigo de que no entraré en tu blog durante mi jornada laboral qe tengo muchiiiiiiiiiiisimo trabajo y no voy a caer en la tentación...O sí?
Hummmm se verá! Gracias por existir.