miércoles, 14 de noviembre de 2012

De las fuerzas de seguridad del Estado...



Hablar de huelgas y otras decisiones personales sería repetitivo dado lo abundantes que son en los tiempos que vivimos (¡A ver si alguien empieza ya la revolución, coño! ¡Necesito emociones fuertes! ¡Nada que ver con marionetas sindicalistas o afiliados pesebristas!), por lo que hoy me decanto por ensañarme con las fuerzas de seguridad del Estado, que también tienen donde rascar (aquí hay pa’ tos’…).
Disfruto como un enano contemplando atónito cómo los antidisturbios se ensañan con los cientos de abuelas que quieren hacerse con el Congreso de los Diputados para ofrecer un espectáculo lamentable, también conocido como “golpe de estado a base de insulina, Sintrón® y pañales nocturnos”… ¿No les dará vergüenza a esos buenos mozos liarse a hostias con estas desvalidas -¿tendrán suegra?- que intentan vanagloriarse de antiguas hazañas…? Lo suyo es que hubiesen hecho lo propio con los dueños del Madrid Arena y dejaran de rascarse los huevos con sus congéneres locales que, en mayor numero que los homónimos nacionales, se daban un paseo mientras en la citada ratonera morían a modo de chinches gaseadas y emparedadas cuatro quinceañeras.
En cualquier caso y con todos mis respetos hacia aquellos que dan su vida por ¿nosotros?, me gustaría llamar la atención sobre la corruptela que arraiga entre un colectivo que tanto alardea de legalidad extrema, no sólo basándome en el dinero que los contribuyentes nos gastamos en trajes ignífugos y cachiporras para que desaparezcan alijos de droga del tamaño de Alcalá de Guadaira (¡No me miren que yo no he sido!), sino también en el casting que se lleva a cabo para seleccionar a estos agentes de la ley y el desorden..., que todos sabemos por qué derroteros va…
Esperemos que, después de varios desahucios fallidos (¡Qué machotes! ¡Dándo con la mandanga al cucu de la propietaria!), muchas demandas aleccionadoras (N.B.: Recuérdenme que debo ensañarme con la justicia de este país en alguna entrada…) y algún que otro garbilote, tomen ejemplo de El oficial Correa y Gloria -Peggy Rathmann en Ekaré- y enseñen a la ciudadanía que la responsabilidad siempre es cumplir con el deber, nos guste o no.

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